GLUTEN FREE, SIN GLUTEN, viajar

DUBLÍN

Inauguramos la sección de «viajes sin gluten» hablándoos de la pequeña escapada que hice hace unos días a Dublín. Este ha sido mi tercer viaje fuera de España desde que fui diagnosticada hace un año y medio (los otros dos fueron a Londres y a Boston, y ya os hablaré de ellos en otros posts), así que aún me siento un poco novatilla en estas cosas y todavía no me atrevo a ir a según qué países por miedo a no encontrar comida sin gluten. Pero tras una breve encuesta en Twitter a otros bloggers y miembros de la maravillosa «comunidad celíaca», descubrí que Irlanda es un país con una gran oferta para nosotros, así que finalmente nos pusimos rumbo a Dublín.

Antes que nada, comentaros que el viaje duró cuatro días y que previamente me puse en contacto con la Asociación de Celíacos Irlandesa (http://www.coeliac.ie/), quienes me mandaron un amplio listado de restaurantes de todo el país que sirven comida sin gluten. Entre eso y varios posts y webs que encontré en internet sobre el tema (doy las gracias especialmente a Momentos Sin Gluten por este post maravilloso), elaboré mi propio listado de restaurantes que después marqué tanto en un Google Maps como en un mapa físico.

La verdad es que con toda la información que encontré iba bastante tranquila, pero como nunca está de más, también preparé un pequeño kit de supervivencia: un par de panecillos, embutido y unas cuantas galletas. Acabé comiéndome parte de las galletas y me hice un bocata un día que fuimos de excursión, pero estoy totalmente convencida de que podría haber viajado sin comida en la maleta y no habría tenido ningún problema. Por cierto, ¿sabíais que la celiaquía era conocida como «la enfermedad irlandesa»? Al parecer es uno de los países con un índice más alto de celíacos diagnosticados, así que seguramente por eso tienen tanto conocimiento sobre el tema.

En primer lugar comentaros que nos hospedamos en el hotel Kingfisher, en la calle Parnell. Es un hotelillo pequeño y las habitaciones son un pelín viejunas, pero está céntrico, estaba limpio y la gente del hotel fue muy amable. Aunque eso no es raro, porque descubrimos que los irlandeses son gente muy amable y con mucho sentido del humor. Vaya, que nos hicimos fans. Como dijo mi amiga Nia, con la que hice el viaje y que se adapta a mis necesidades de celíaca, ahora incluso queremos que ganen Eurovisión 🙂

Pero bueno, vayamos al lío, que me voy por las ramas con pasmosa facilidad.

El primer día llegamos al mediodía y nos comimos un bocata que ya llevábamos preparado para así aprovechar más el tiempo, y luego fuimos a visitar ya algunas cosas de la ciudad como el City Hall, St. Patrick’s Cathedral o las calles de tiendas del centro.

También visitamos nuestro primer pub irlandés. No recuerdo el nombre, pero estaba en Temple y tenía música en directo. Desgraciadamente, lo que no tenían era cerveza sin gluten (cosa que he visto que no es tan fácil de encontrar en los pubs allí), así que pedí una Coca-Cola.

Para la primera noche en Dublín, después de sopesar varias opciones, fuimos a cenar al restaurante Dakota (8 – 9 William Street South). Aquí os dejo el menú y las fotos de lo que nos pedimos. Es un local grande de esos de luz tenue y, aunque tardaron un poco en servirnos, la comida estaba muy buena. En la carta veréis marcados los platos sin gluten como «gf» y los que tienen opción de adaptar como «gfo», así que ya veis que hay muchísimas opciones. Nosotras pedimos el Free Range Roast Chicken y la Superfood Salad.

El segundo día bajamos a desayunar a la cafetería que hay debajo del hotel. Se llama In Cahoots y te hacen un 10% de descuento si estás hospedado en el Kingfisher. Además, tienen este cartel enorme dentro donde te indican que disponen de pan y muffins sin gluten.

Como yo soy más de dulce para desayunar y los muffins eran de vainilla y chocolate (y no estaba segura de si el chocolate podía llevar trazas de frutos secos), me pedí un Cafe Latte y comí mis propias galletas. Eso sí, la camarera me ofreció muy amablemente las tostadas sin gluten, así que creo que no tendréis problemas con el desayuno allí si os decidís a ir.

Esa mañana visitamos el Trinity College (con su biblioteca y el Book of Kells), St. Stephen’s Green (un parque en el centro de la ciudad), Christ Church Cathedral (a mí me gustó más que St. Patrick) y el Dublin Castle.

Después paramos a comer en el restaurante Millstone (39 Dame Street). Tienen una carta especial para celíacos donde podéis encontrar un poco de todo. Yo pedí el Club Sandwich, que básicamente lleva también de todo 🙂 El pan llevaba semillas de anís y estaba crujientito y muy rico, y las patatas estaban deliciosas. Un éxito.

Después de comer caminamos hasta la Guiness Storehouse (está en la afueras de la ciudad) e hicimos el tour por la fábrica. Es un tour largo, así que id con tiempo. Ah, y si compráis las entradas por internet, os hacen un pequeño descuento. Allí te explican cómo elaboran la cerveza Guiness y la historia de la familia fundadora. También os enseñan a tirar vuestra propia pinta para luego bebértela (o te reservas el ticket de bebida y que te la prepare un camarero en el Gravity Bar). No tienen cerveza sin gluten, pero al parecer puedes canjear tu ticket por un refresco. Como yo no sabía eso y había gastado mi ticket preparando mi propia cerveza… pues me quedé sin cerveza y sin refresco. Así que tenedlo en cuenta.

Esa noche fuimos a cenar a Carluccio’s (52 Dawson Street), un restaurante italiano que yo ya conocía de mi visita a Londres y sabía que tenían carta especial para celíacos. Así que fuimos a lo seguro. Pedí la pasta a la carbonara que veis a continuación.

El tercer día decidimos salir de Dublín e hicimos un tour organizado por Glendalough, Wicklow Mountains y la ciudad medieval de Kilkenny. Nos tocó un guía muy cachondo y, por suerte, una mañana soleada para disfrutar de la naturaleza y los paisajes irlandeses. Por la tarde, ya en Kilkenny, cayó el diluvio universal, pero la verdad es que, a pesar de todo, recomiendo el tour. Nosotras lo hicimos con la empresa www.paddywagontours.com. Además, ese día nos llevamos un bocadillo para comer, así que yo usé mi kit de supervivencia para la ocasión.

Por la noche, ya de vuelta en Dublín, cenamos en The Church (sitio que me había recomendado Momentos Sin Gluten). Está en Jervis Street y es una antigua iglesia reconvertida en restaurante y tiene dos pisos. En la planta de abajo se come de manera más informal y en la de arriba es un restaurante más típico y también más caro. Nosotras optamos por la informalidad y cenamos abajo. Yo pedí esta hamburguesa con patatas la mar de maja que veréis a continuación. Hay varios días a la semana que, además, hacen espectáculo en directo mientras cenas. Nosotras tuvimos mala suerte (o no, depende de cómo se mire) y fuimos en jueves, un día en el que no hay actuaciones.

Después de cenar nos dirigimos al Temple Bar, porque no seríamos turistas de verdad si no fuéramos allí. Vimos un par de actuaciones y nos tomamos unas cervezas. Bueno, yo pedí otra cosa, porque al preguntar si tenían cerveza sin gluten, respondieron con un misterioso «not enough». Vaya, que a lo mejor si vais, ese día resulta que tienen «enough». O no. Quién sabe. Y otra cosa, si vais a los pubs del grupo Porterhouse, allí al parecer sí que tienen cerveza sin gluten, por si queréis probar. Los más céntricos son el de 16-18 Parliament Street y el que está en 45-47 Nassau Street.

En nuestro cuarto y último día en Dublín cogimos el tranvía para ir a la mítica cárcel, llamada Kilmainham Gaol. Por desgracia la sala central estaba en obras, pero aún así es una visita muy recomendable. Después paseamos un poco por el Phoenix Park y regresamos al centro para visitar Merrion Square y las calles de alrededor.

Más tarde fuimos a comer al restaurante Kilkenny (Nassau Street). Está en una especie de pequeño centro comercial, así que no vayáis a cenar porque estará cerrado. Es como un self service donde la mayoría de platos te indican que son sin gluten. Eso sí, también te advierten que manipulan alimentos con gluten, así que avisados estáis por si queréis probar o no. A mí los camareros me inspiraron suficiente confianza como para probar y la verdad es que no tuve ningún problema. Comí sopa de verduras y salmón con acompañamiento y estaba todo perfecto.

Bueno, y a continuación ya fuimos a buscar las maletas para volver a casa, así que hasta aquí llega mi relato sobre Dublín. Espero que sea de utilidad para alguien que se decida a visitar la ciudad. Yo, personalmente, la recomiendo sin ningún tipo de dudas!!

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1 comentario en “DUBLÍN”

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